10 jul 2008

Terraza desierta

La vista hacia el mar era agradable, la brisa jugaba con los granos de la arena, la llevaba de un lado a otro, salpicaban olas de arena, cubrían el agua bajo ellas, no dejaban ninguna parte húmeda del suelo. Eran vistas de mi alma, y recuerdo de cuando ella habría los ojos.

Mi alma cubría mi rostro, sólo ella me transmitía buenos recuerdos y desterraba los malos. No dejaba que nadie me lastimara, ni que una brisa que mueva la arena me tocara, me salpicara.

Sólo el sonido pasaba desprevenido por los hoyos de mi alma, y me dejaba atrapar la sensación del porqué se vive.

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