20 oct 2008

Silencio

Atrápame por fuera ruido silencioso, ruido de suspenso que no deja de hacer que mi mente piense en qué va seguir pensando, me vas llenando de tus vacíos cardiacos, ligeros y profundos hacia dentro. Con tu dulce melodía fresca abundante en el espeso aire, fragancia de él, sigues volátil en mí sin espacio ni aberturas para tu escape.
Rasguñar mí interior, rasguñar esas palabras,esas letras que salen de mí piel; veo silencio que sólo quieres salir...
¿De qué estaría echa mí piel?..

19 oct 2008

Lluvia

Siempre me pregunte sobre la lluvia, de aquella sustancia extraña llamada lluvia, ¿de dónde vienes?. Tan misteriosa y a la vez atrayente.
Observaba en algún lugar del cielo dónde podrías escabullirte, pero cada vez que lo hago mis ojos se llenan de lagrimas ajenas; tú si sabes esconderte.
Siempre, pero siempre me haces pensar que si jugariamos unas escondidas me ganarías, estoy segura.
Del mundo pocas personas saben valorarte, estoy felíz de saber que soy tu amiga, cuando te necesito ahi estas, cuando necesito un abrazo, las raices de tus gotas aparecen; siempre es el cuando lo que cambia, lo que te hace ser vos, lo que me hace ser yo. Y pensandolo bien, sos una persona, porque los objetos, ni lo que no sea como vos no hacen las mismas cosas que se te ocurririan.
El viento celoso, pero qué; digamos; nadie nos va a separar, que quién sea se interponga nada va a poder hacer, lograr, ni tener ningún puntaje de exito.

Hace lo que vos pensas,viví para vos. Si necesitas una mano, avisame..

3 oct 2008

La Carta

Tengo una hoja escrita en mi mano, se siente arrugada, tenía tantas faltas de ortografía que no la pude terminar, la arrugue a mitad de camino, y ella quedo en intriga, pero yo quede enojada escuchando una canción de Emma Shapplin. Lagrimas caían de mis gruesas manos, lagrimas de sangre. Fue un papel cortante, quebró las raíces de mi piel y su transpiración al ahogarla la convirtió en sangre, y la hoja caía derretida como manta de mar que nadie puede atrapar. Gritaban las letras, cada una ponía el acento que faltaba en cada palabra, querían volver a su lugar y no morir en el rojo rió muerto.

Pero mi enojo no era hacia sus faltas y hacia las letras, fue a la carta que tan mal fue escrita me hizo dar cuenta quién la había escrito y porqué llego a mis manos, no tuve más razón que romperla y llorar sobre ella.